Adverbio y complemento circunstancial

© Justo Fernández López www.hispanoteca.eu

ARCHIVO DE CONSULTAS

¿Es NO un adverbio o un complemento circunstancial de negación?

¿Existe el “complemento circunstancial de negación”?

En caso contrario, ¿cómo analizamos el adverbio “no”?

El adverbio constituye una clase de palabras muy heterogénea, por lo que es difícil hacer generalizaciones válidas para todos los adverbios.

Son palabras invariables y tienen significado léxico pleno.

Pueden ejercer distintas funciones en la oración en que aparecen: pueden modificar un adjetivo u otro adverbio indicando cantidad o grado, pueden modificar el verbo como complementos circunstanciales,  y pueden modificar toda una oración o enunciado indicando la modalidad o punto de vista del hablante.

En función de complementos circunstanciales del verbo, indican circunstancias relativas al lugar, tiempo y modo en que se desarrolla la acción o a la cantidad o grado en que se realiza la acción del verbo. También pueden modificar un verbo sin ejercer la función de complemento circunstancial, por ejemplo en función de complemento predicativo o atributo: es así, está bien, viste bien.

Pueden modificar la oración en su conjunto: afortunadamente, no hemos tenido que pagar suplemento por exceso de equipaje. Pero también pueden modificar el enunciado, expresando su modalidad: francamente no lo entiendo.

Los adverbios constituyen un repertorio limitado de palabras, excepto los adverbios de modo derivados de adjetivos mediante el sufijo –mente. Como los sustantivos forman una serie ilimitada de palabras, con frecuencia desempeñan sustantivos con o sin preposición la función adverbial expresando circunstancias bajo las que se desarrolla la acción del verbo.

A todos los sustantivos y adjetivos que desempeñan la misma función que desempeñan los adverbios completando el verbo, unos gramáticos los llaman complementos adverbiales y otros complementos circunstanciales.

Se suele decir que el adverbio tiene como función principal, que lo define, la de complemento circunstancial. Pero esto no significa que esta sea su única función, puede realizar también otras funciones en la oración. Por ejemplo, la función de atributo o predicado nominal. Así, al lado de los verbos ser, estar y parecer pueden encontrarse adverbios, que dejen como referente lo: es así > lo es; está bien > lo está.

Los adverbios tienen más funciones que las de servir de complementos circunstanciales. Además, no todos los complementos circunstanciales se pueden expresar o son sustituibles por adverbios. Algunos adverbios no modifican el verbo o sigtagma verbal (SV), sino toda la oración, son modalizadores oracionales.

Por eso algunas gramáticas distingue claramente entre un adverbio y un complemento circunstancial y llaman adverbios solamente a aquellas palabras invariables que sirven para precisar o modificar un verbo, un adjetivo u otro adverbio: bien, mal, enormemente, muy. Adjetivos y otras palabras que pueden especificar un verbo, adjetivo u otro adverbio, pero que también pueden tener otras funciones gramaticales, dichas gramáticas las llaman complemento circunstancial.

Los adverbios afirmativos, negativos y dubitativos son modalizadores de la oración.

«El adverbio de negación no y el de afirmación no son complementos circunstanciales con valor de negación y afirmación. Son, en realidad, marcadores de la modalidad negativa y afirmativa de los verbos, de los predicados e, incluso, de las oraciones.» [Gómez Torrego, L.:  Análisis sintáctico. Teoría y práctica. Madrid: Ediciones SM, 2004, p. 110]

Los adverbios de afirmación, negación y duda,  se refieren a la existencia misma, a la realidad, a la sustancia de lo significado por la palabra o grupo de palabras acompañado por ellos.

Citas

 

«Complementos adverbiales

Como los adverbios forman una serie limitada de palabras (exceptuando los de modo, que pueden formarse sobre una serie indefinida de adjetivos de cualidad añadiéndoles el elemento –mente, y en cambio los nombres forman una serie ilimitada y cuentan además con la riqueza de sentidos que les aportan las preposiciones acompañantes, resulta que con gran frecuencia la función adverbial está desempeñada por nombres con preposición. Estos no solo son capaces de expresar, más matizadas y precisas, las nociones que hemos visto en los adverbios, sino que presentan nuevas maneras de completar el sentido del verbo, expresando circunstancias tan importantes como las de

agente: El valle fue arrasado por las aguas;

instrumento: El gato se defiende con las uñas;

causa: He faltado toda esta semana por la enfermedad de mi padre;

finalidad: Todo esto lo hacemos por tu bien;

destinatario: Os traigo esto para vuestro jefe.

A todos los términos –sustantivos (con o sin preposición), adjetivos, verbos– que desempeñan la misma función completadora del verbo que los adverbios, los llamaremos, igual que a estos, complementos adverbiales.

Las gramáticas suelen llamar “complementos circunstanciales” a los de lugar, tiempo, modo, instrumento, causa, cantidad, constituidos por un sustantivo con o sin preposición o por un adverbio; dejan fuera de ese grupo al “complemento agente” (El valle fue arrasado por las aguas) y al de finalidad y de destinatario, generalmente confundidos estos dos últimos con el “complemento indirecto”.»

[Seco, Manuel: Gramática esencial del español. Madrid: Espasa-Calpe, ²1989, p. 103]

«Atendiendo a su significación, hay dos clases de adverbios:    

tipo 1 

denotan circunstancias: lugar, tiempo, modo, intensidad.

Estos adverbios incluyen, al lado de sus series normales que aportan a la frase información sobre lugar, tiempo, modo, intensidad, unas formas especiales con que no se da, sino que se pide información sobre esas circunstancias: son las formas interrogativas: ¿dónde?, ¿cuándo?, ¿cómo?, ¿cuánto?

tipo 2

se refieren a la existencia misma, a la realidad, a la sustancia de lo significado por la palabra o grupo de palabras acompañado por ellos:

afirmación: Sí, creo en Dios;

negación: Es una tarea no muy grata;

duda o insinuación: Quizá muy pronto cambien todo esto;

relación de consecuencia, acumulación u oposición con respecto a lo dicho en un momento anterior: Nos encontramos, pues, ante una encrucijada; Lo que dicen es además inverosímil; Muchos, sin embargo, votaron a favor.

Estos adverbios del tipo 2 actúan más frecuentemente refiriéndose a la frase entera que a una sola palabra de ella.

 

 

 

 

 

 

 

 

Tipo 1

 

Informativos

Interrogativos

Relativos

de lugar

aquí, ahí, allí;

encima, debajo, arriba, abajo;

delante, detrás, adelante, atrás;

dentro, fuera, adentro, afuera;

cerca, lejos

 

 

¿dónde?

 

 

donde

de tiempo

hora, entonces;

hoy, ayer, mañana;

antes, después, temprano, pronto, tarde, todavía, aún, ya, siempre, nunca, jamás

 

 

¿cuándo?

 

 

cuando

de modo

así, tal, bien, mal, peor, mejor, deprisa, despacio

¿cómo?

como, cual, según

de intensidad

así, tanto (tan), mucho (muy), poco, bastante, demasiado,

algo, nada, más, menos,

medio, apenas, casi

 

¿cuánto?

 

como, cuanto

 

 

 

Tipo 2

de afirmación

sí, claro, desde luego

de negación

no

de duda

quizá, acaso, tal vez

de relación con lo dicho

consecuencia: pues, así pues, por tanto

acumulación: además, también, tampoco

oposición: sin embargo, no obstante

 [Seco, Manuel: Gramática esencial del español. Madrid: Espasa-Calpe, ²1989, p. 195-196]

«Concepto de complemento circunstancial

EL complemento circunstancial es la función desempeñada por una palabra o grupo de palabras que complementan al verbo, pero no están exigidos por él, por lo que generalmente se puede eliminar de la oración.

Desde el punto de vista del significado, el complemento circunstancial es aquel complemento del verbo que expresa las condiciones o circunstancias en las que se desarrolla la acción del verbo: el tiempo, el lugar, la compañía, la finalidad, etc.

Además existen complementos circunstanciales con otros significados (concesivos, condicionales, etc.) que no forman parte de la clasificación tradicional.

Pautas para reconocer el complemento circunstancial

Muchos complementos circunstanciales son sustituibles por un adverbio, siempre que este exprese la misma circunstancia:

Salió al amanecer > Salió entonces.

Debes contestar de una forma adecuada > Debes contestar adecuadamente.

Una oración simple puede ir acompañada de varios complementos circunstanciales:

Todos los días salgo al parque con mi perro.

El complemento circunstancial puede ir precedido de cualquier preposición:

Te espararé hasta las seis.

He venido para verte.

El complemento circunstancial no es un complemento exigido por el verbo; por eso, generalmente puede eliminarse de la oración sin que esta resulte agramatical:

Paloma sale a correr todas las mañanas. > Paloma sale a correr.

Categorías que pueden ejercer de complemento circunstancial

Un adverbio o grupo adverbial:

Luis llegó tarde.

Una construcción preposicional formada por una preposición seguida de un nombre o grupo nominal, un pronombre o una oración subordinada:

Vivo en Salamanca.

Un grupo nominal:

Trabajo los martes.

Libro todos los lunes.

Una oración subordinada:

Iré cuando pueda.

No salto porque estoy cansado.

El adverbio de negación no y el de afirmación no son complementos circunstanciales con valor de negación y afirmación. Son, en realidad, marcadores de la modalidad negativa y afirmativa de los verbos, de los predicados e, incluso, de las oraciones:

No llegará hasta dentro de una hora.

Yo sí voy con ellos.»

[Gómez Torrego, L.:  Análisis sintáctico. Teoría y práctica. Madrid: Ediciones SM, 2004, p. 108 sigs.]

«Complemento circunstancial y adverbio

Nos referiremos a la identificación de complemento circunstancial con adverbio, tal vez porque el adverbio sea el que más frecuentemente se ha asociado a la función circunstancial. Así la RAE (1931) se refiere a la “subordinación adverbial” y la misma RAE (1973) habla de “subordinación circunstancial”. Porto Dapena (1993: 14) ha señalado que no siempre el adverbio es un complemento verbal y, por tanto, circunstancial; por lo cual no hay que confundir categoría con función: el adverbio es una categoría que, entre otras, desempeña la función de circunstancial; a su vez, la función puede ser desempeñada por elementos no adverbiales.»

[Kaul de Marlangeon, Silvia Beatriz: Los adverbios en –mente del español de hoy y su función semántica de cuantificación. Madrid: Iberoamericana, 2002, p. 24]

«Complemento circunstancial y adverbio

Otra característica típica del complemento circunstancial es la posibilidad de estar representado o, en todo caso, poder conmutar normalmente por un adverbio:

Pedro vive en Bilbao. > Pedro vive allí.

Llega el próximo miércoles. > Llega mañana.

Asiste a la clase con asiduidad. > Asiste a la clase asiduamente.

Esta es la razón por la que a veces se llama también “complemento adverbial” o “adverbial” simplemente. No hay que olvidar, sin embargo, que, por una parte, los adverbios no siempre son complementos verbales –y, por tanto, circunstanciales–, pues pueden afectar también a adjetivos o a otros adverbios, ni, por otro lado, todo complemento circunstancial admite conmutación por adverbios.

Ayer fui al teatro con Pepita.

Lo castigó por su mala educación.

No se puede andar con tanto coche.

Identificar, pues, complemento circunstancial con adverbio sería algo así como afirmar que sujeto u objeto directo y sustantivo son la misma cosa. Como se ha dicho muchas veces, no hay que confundir las categorías con las funciones: el adverbio es una categoría que, entre otras, desempeña la función de complemento circunstancial; pero, a su vez, ésta puede ser desempeñada a veces por elementos no adverbiales (sintagmas nominales, sintagmas preposicionales y las oraciones subordinadas adverbiales, mejor llamada, de acuerdo con lo dicho, circunstanciales.»

[Porto Dapena, José-Álvaro: El complemento circunstancial. Madrid: Arco, 1993, p. 13-14]

«Podemos decir que en el caso del adverbio se trata de una categoría heterogénea, que habría que redistribuir, al menos, en tres grupos, puesto que se dan las siguientes diferencias:

a) Adverbios como sí, no, quizás, se refieren a toda la cláusula, son indicadores de modalidad de la misma, expresan si es afirmativa, negativa, dubitativa o, incluso, enfática. Son adverbios oracionales o proposicionales. Para Alarcos Llorach = adyacentes oracionales / modificadores oracionales.

b) Advebios como aquí, hoy, caracterizados por su significación ocasional, emparentados por ello con los pronombres, con quientes también lo están históricamente. Alarcos Llorach los llama situacionales, los llamaremos pronominales.

c) Adverbios como bien, totalmente, caracterizados por su significación plena, y morfológicamente diferenciados por admitir el morfema de grado plenamente (comparativo y superlativo, sintético y analítico). Desde el punto de vista léxico hay que admitir que pueden tener un sufijo característico, -mente, unido a una forma femenina del adjetivo: nueva-mente. Alarcos los llama nocionales y cree que, por ser los únicos a los que conviene la función de aditamento, a ellos está restringida la condición de adverbios.»

[Marcos Marín, Francisco: Curso de gramática española. Madrid: Cincel, 1980, p. 312-313]

«Uno de los casos más claros de términos excesivamente abarcadores es el del adverbio, que en la mayoría de los textos gramaticales engloba elementos que presentan propiedades muy distintas, como sí, muy, más, ahí, cerca, mañana o claramente. Por ejemplo, las palabras o claramente, pertenecientes ambas a la lista de los adverbios, se caracterizan porque pueden aparecer solas y tener valor sintagmático; frente a ello, otras, igualmente incluidas en esta clase, modifican a otra palabra: es el caso de muy o más. Por otra parte, se consideran igualmente adverbiales piezas léxicas que se combinan unas con otras; así ocurre en el caso de no muy {cerca/acá}, o más {acá/detalladamente}. No parece, pues, que los elementos adverbiales constituyan una categoría homogénea. [...]

Adverbio. Categoría gramatical invariable que modifica a un verbo, a un adjetivo o a otro adverbio (e incluso también a un nombre o a una oración). Como se desprende de esta definición, las palabras que se suelen incluir dentro de la categoría ‘adverbio’ son de naturaleza muy distinta. De ahí que muchos autores consideren que esta categoría no es más que un útil “cajón de sastre”. Desde el punto de vista de su significado, los adverbios se clasifican tradicionalmente en adverbios de

afirmación: sí, ciertamente...

cantidad y grado: mucho/muy, poco...

duda o probabilidad: quizá, acaso...

lugar: aquí, encima...

modo o manera: así, bien...

negación: no, jamás...

tiempo: ahora, luego...

Adverbio adjetival

Adverbio que adopta la forma de un adjetivo en singular (y de género masculino si el adjetivo es de dos terminaciones): Corre rápido, Habla alto y claro.

Adverbio de modalidad

Adverbio que modifica a toda la oración y expresa la actitud del hablante hacia lo dicho en el enunciado. Pertenecen a este grupo los adverbios de duda (quizá, probablemente...), los de afirmación y negación (sí, ciertamente, no...) y los que expresan un punto de vista (francamente, sinceramente).

Adverbio deíctico o demostrativo

También llamados adverbios pronominales o referenciales, esta clase de adverbios, como el resto de los deícticos, tiene una referencia variable que se establece cada vez que cambian las coordenadas espacio-temporales de los actos de enunciación: ahora, por ejemplo, denota siempre el momento en el que se habla. Los adverbios deícticos o demostrativos identifican lugares (aquí, ahí, allí, acá, allá), maneras (así) y momentos o intervalos de tiempo (ahora, entonces, hoy, ayer, mañana, anoche).

Adverbio focal o de foco

Adverbio relacionado con el foco oracional que induce una interpretación cuantitativa. Así, por ejemplo, el adverbio también nos indica que el nombre propio Ana es el foco en la oración Tambien Ana sabía la respuesta y nos obliga a presuponer que otras personas, además de Ana, sabían la respuesta, con lo que se produce una cuantificación implícita. Son adverbios focales solo, también, tampoco, incluso, hasta, etc.

Adverbio relativo

Adverbio que establece una relación anafórica con respecto a un antecedente y a la vez funciona como nexo entre este y una oración subordinada, en la que desempeña una determinada función: El lugar donde me gustaría vivir es este.»

[Eguren, Luis / Fernández Soriano, Olga: La terminología gramatical. Madrid: Gredos, 2006, pp. 17 y 49-50]

«Los adverbios de afirmación, negación o duda

Todo adverbio puede desempeñar la función de complemento circunstancial, pues ésta es la función propia de esta categoría. Hay, no obstante, un grupo de adverbios cuyo comportamiento es bastante singular. Aparentemente los adverbios de afirmación, negación y duda son distintos en el funcionamiento. Y esto es así por una razón muy simple: toda oración, salvo indicación contraria, es afirmativa, así que la presencia de un adverbio de afirmación, por ejemplo , supone una redundancia y, en muchos casos, es superfluo. Por el contrario, el adverbio de negación, o de duda, añade un contenido a la oración en la que se inserta, y por este motivo su presencia es pertinente. Además, tiene un lugar fijo en la oración, ya que debe preceder al elemento que se niega, sea éste el verbo o una parte de la frase.

Nunca y jamás pueden aparecer en cualquier lugar del segmento siempre y cuando no esté delante del verbo que ellos niegan.

En oposición a esto, los adverbios de afirmación y de duda pueden ocupar cualquier lugar en la oración (lo propio de la función de circunstancial, que posee movilidad en toda la frase).»

[Álvarez Martínez, Ma Ángeles: El adverbio. Madrid: Arco Libros, 1992, p. 39]