Formas no personales del verbo

© Justo Fernández López www.hispanoteca.eu

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Me gustaría saber cuál es la función sintáctica de "el verano", en la oración:

"Al terminar el verano, volví a mi antigua escuela".

Las formas no personales del verbo (también denominadas no flexivas,  nominales o verboides) son el infinitivo, el gerundio y el participio. Se llaman no personales porque no poseen el significado gramatical de persona, ni de número ni de modo. Solo se oponen entre sí por el rasgo de aspecto o de tiempo.

Las formas no personales del verbo son susceptibles de llevar sujeto implícito y explícito y complementos análogos a los que el verbo recibe en la oración.

El infinitivo puede tener doble función: nominal y verbal. En realidad, tiene características tanto del nombre como del verbo. Los infinitivos tienen rasgos comunes con los sustantivos: posibilidad de llevar determinativos y modificadores: El suave manar de la fuente. Algunos infinitivos se ha lexicalizado: los pesares, los cantares, los haberes, el hermoso atardecer, los deberes. Cuando el infinitivo funciona como nombre, puede llevar determinantes y complementos verbales o desempeñar funciones como cualquier otro nombre: sujeto, complemento...). El infinitivo puede ir precedido de cualquier preposición, excepto ante, bajo, durante, hacia, según, contra, desde.

Los infinitivos, solos o con complementos, pueden ejercer funciones propias de los sustantivos:

Sujeto: Fumar es pernicioso para la salud.

Complemento directo: Evita comer cosas muy saladas.

Complemento circunstancial: Estuve toda la mañana sin probar bocado.

Complemento de régimen: Se dedica a montar ordenadores.

Modificador del nombre: La razón de ser.

Modificador del adjetivo: Es capaz de matar a alguien.

Modificador de adverbio: Están muy lejos de reconciliarse.

El infinitivo puede tener función verbal y, como los verbos, puede llevar sujeto implícito o explícito y complementos.

Con complemento directo: Comer mucha carne no es bueno.

Con complemento circunstancial: Desayunar bien es saludable.

Con complemento de régimen: Dedicarse a la poesía no tiene futuro.

Con complemento indirecto: Dar de comer al hambriento.

Con sujeto: Al salir nosotros hoy de casa, llovía con toda.

Con algunas preposiciones, el infinitivo abrevia oraciones subordinadas adverbiales o circunstanciales y adquiere un valor especial. En estos casos puede llevar sujeto implícito o explícito y complementos como las formas personales del verbo. Valores del infinitivo con función de proposición o subordinada adverbial:

condicional con la preposición de / a

de haberlo sabido antes, no hubiera venido

= si lo hubiera sabido antes, no hubiera venido

[sujeto = yo]

a juzgar por lo que dijo, parece que no quiere seguir en el cargo

= si nos guiamos por lo que dijo, parece que...

restrictiva

Lo hizo sin yo saberlo.

= Lo hizo sin que yo lo supiera.

[sujeto = yo]

temporal con la preposición a (+ el > al)

al llegar el verano, ya empieza uno a pensar en las vacaciones

= cuando llega el verano, ya empieza uno a pensar en las vacaciones

al terminar el verano, hay que volver a clase

= cuando termina el verano, hay que volver a clase

[sujeto = el verano]

concesiva con la preposición con

con estudiar tanto, no es capaz de aprobar todos los exámenes

= aunque estudia mucho, no es capaz de aprobar

con tener dinero para vivir sin trabajar, se pasa el día trabajando

= aunque tiene dinero para vivir sin trabajar,...

[sujeto = él]

final con verbos de movimiento y la preposición a o pra

fui a Madrid a arreglar algunos problemas con la empresa

fue a Madrid para arreglar algunos problemas con la empresa

Las oraciones finales sólo se pueden abreviar con preposición + infinitivo cuando el sujeto del infinitivo es el mismo que el de la oración principal.

aspecto imperfectivo con la preposición por

eso está aún por decidir

= aún no se ha decidido / en este asunto hay que tomar aún una decisión

Lo mismo ocurre con el gerundio, que a pesar de tener la función de adverbio, no ha perdido toda su naturaleza verbal y puede disponer de complementos propios del verbo e incluso de sujeto propio:

Estando en la iglesia oyendo misa, se desmayó.

= Cuando estaba en la iglesia oyendo misa, se desmayó.

Habiéndose terminado el plazo, no pudo renovar la licencia.

= Como se había terminado el plazo, no pudo renovar la licencia.

Estando tú conforme, no tengo nada en contra.

= Si estás tú conforme, yo no tengo nada en contra.

El problema con el gerundio en estas construcciones es que, excepto cuando expresa tiempo, es necesario conocer el contexto o la situación a la que alude para poder saber a qué se refiere:

Estando tú conforme,... >

a)    Si estás tú conforme,...

b)    Cuando estás tú conforme,...

c)    Ya que estás tú conforme,...

También el participio puede formar una proposición equivalente a una subordinada adverbial o circunstancial. Aunque el participio es la forma que toma el verbo para funcionar como adjetivo, puede acompañar a un nombre que desempeña la función de sujeto del propio participio que, junto con los posible complementos, forma una construcción incrustada dentro de la oración, construcción que funciona como complemento adverbial o circunstancia (normalmente de tiempo) del verbo:

Terminada la clase, nos fuimos a comer juntos.

= Cuando terminó la clase, nos fuimos a comer juntos.

Reunidos todo el dinero para el proyecto, ahora había que ponerlo en práctica.

= Una vez que se reunió todo el dinero para el proyecto, sólo faltaba ponerlo en práctica.

Burro muerto, cebada al rabo.

= Cuando el burro ha muerto, ya no se le puede dar más de comer.

«Tanto las proposiciones adverbiales de participio como las de gerundio cuyo sujeto es distinto del de la oración

Terminada la fiesta, todos se fueron a casa,

Estando tú conforme, no hay problema,

reciben tradicionalmente en las gramáticas la denominación de construcciones absolutas.» [Seco, Manuel: Gramática esencial del español. Madrid: Espasa-Calpe, ²1989, p. 140]

Algunos lingüistas no admiten la posibilidad de que las formas no personales del verbo puedan tener sujeto, aunque sí pueden tener los complementos propios de los verbos: CD, CRP, CI, etc. El argumento en contra de la adjudicación de un sujeto a las formas no personales es que carecen de morfemas específicos de número y persona y, por consiguiente, no pueden establecer concordancia con un sujeto léxico explícito en la oración. Es por lo que algunos autores, como Alarcos, denominan adyacente temático al sintagma nominal pospuesto al infinitivo y al gerundio.

Ver citas de Alarcos (1994), Gómez Manzano e. a. (2006) y Hernanz (1999) al final de esta página.

Según otros autores:

«Hablar de sujeto no implica necesariamente afirmar la existencia de oración, ya que el sujeto es un elemento subordinado al verbo como lo son el implemento, el complemento, etc. Y si el infinitivo y el gerundio pueden llevar implemento, complemento, etc. no vemos obstáculo alguno para que no puedan tener un elemento subordinado llamado sujeto. En consecuencia, no necesitamos dos designaciones para denotar a una misma relación sintáctica: el adyacente temático no es otra cosa que un sujeto.» [Gutiérrez Ordóñez 1997: 64-65]

Citas

 

«Muy característico del español es el hecho de que el infinitivo, aun cuando aparezca sustantivado, conserve su carácter y sus posibilidades verbales, pudiendo ir acompañado del artículo (como el nombre) y, sin embargo, tener sujeto y complementos (como el verbo):

El consumir yo la poca fuerza que tengo,

y ser modificado por un adverbio:

El vivir maravillosamente solo

[Criado del Val, M.: Fisionomía del español y lenguas modernas. Madrid: Saeta, 1972, p. 114]

«El infinitivo como verbo.

Sin perder ninguno de sus caracteres, el infinitivo mantiene su calidad de verbo, si bien no puede expresar por sí mismo el modo, el tiempo ni la persona gramatical, puesto que caree de desinencias. Conserva, pues las siguientes funciones y cualidades verbales:

a)    Puede ser pasivo: Muchos codician ser estimados.

b)    Acción imperfecta: Te premiaron por haber estudiado mucho.

c)     Puede llevar pronombres enclíticos: He venido a verte.

d)    Se pueden construir con adverbios: El despertar bellamente la aurora.

e)    Tiene sujeto tácito y expreso. Pueden darse los cuatros casos siguientes:

1.  Sujeto indeterminado: Querer es poder.

2.  Sujeto con la preposición de (complemento subjetivo): El mentir de las estrellas.

3.  El sujeto del infinitivo es el mismo del verbo principal: Pelearemos hasta morir.

4.  El sujeto del infinitivo y el del verbo principal son diferentes: Se prohíbe hablar al conductor. Nos hicieron llorar. Cuando el sujeto del infinitivo está expresado, suele colocarse detrás de él: Al entrar el director, todos nos levantamos y le saludamos. Antes de salir el sol ya estaba levantado.

El infinitivo, complemento del verbo principal

El infinitivo puede ser complemento directo y circunstancial de un verbo:

a)    Complemento directo: Oigo sonar las campanas. Vimos arder una casa.

b)    Los verbos modales poder, deber, querer, saber, soler, y otros de significado parecido, forman con el infinitivo una perífrasis verbal con sujeto común a los dos verbos: Pueden salir; Deseaba trabajar.

c)     Complemento circunstancial. El infinitivo va unido a las mismas preposiciones que los sustantivos que desempeñan este papel.

d)    Con algunas preposiciones forman los infinitivos sintagmas fijos con significados especiales que equivalen a una subordinada circunstancial. Los más usuales son los siguientes:

1.  La preposición a seguida del artículo el y un infinitivo equivale a una subordinada temporal: Al despuntar la aurora emprendimos la caminata.

2.  Las preposiciones a y de con infinitivo forman frases de significado condicional: Ellas son tales que, a no ser quien soy, también me asombraran. De haberlo sabido, hubiéramos ido.

3.  La preposición con seguida de infinitivo forma frases concesivas: Con ser duquesa, me llama amiga.

4.  Con las preposiciones a o para, y a veces por, los infinitivos equivalen a una subordinada final, y tienen el mismo sujeto del verbo de que dependen: Salían a pasear; Han venido para ver las fiestas; Rabiaba Sancho por sacar a su amo del pueblo.

Muchos de los verbos que denotan propósito, inclinación de ánimo, tendencia, se construyen forzosamente con a: Aspiro a ascender; Se inclina a perdonar; Volverán a pecar; Los precios tienden a bajar; Aprende a escribir

[RAE: Esbozo de una nueva gramática de la lengua española. Madrid: Espasa-Calpe, 1973, § 3.16.4-5]

«El infinitivo adopta términos adyacentes propios de los verbos:

Quiero decir unas palabras,

donde palabras es objeto directo del infinitivo (como lo sería con un verbo personal: Diré unas palabras);

Debes creer en sus promesas,

donde promesas es objeto preposicional del infinitivo;

Te conviene escribir al director,

donde el último sustantivo es objeto indirecto del infinitivo;

Pensaba pasar las vacaciones en el monte,

donde monte es adyacente circunstancial del infinitivo;

No te conviene ser sincero,

donde sincero es atributo del infinitivo.

Además de estos adyacentes, el infinitivo puede ir acompañado de otro que, en una oración con verbo personal, funcionaría como sujeto explícito: en

El apoyar tú la propuesta me satisface,

el sustantivo personal sería sujeto explícito en el enunciado Tú apoyas la propuesta y ello me satisface. No hay inconveniente en llamar a esa unidad sujeto del infinitivo, pero teniendo en cuenta que, al carecer el infinitivo de morfemas personales, no existe la forzosa concordancia entre sujeto explícito y morfema personal del verbo, es preferible llamarlo adyacente temático

[Alarcos Llorach, Emilio: Gramática de la lengua española. Madrid: Espasa-Calpe, 1994, § 202]

«Las formas no personales del verbo, por ser unidades de naturaleza verbal, pueden tener los complementos propios de los verbos: CD, CRP, CI, etc.; sin embargo, al carecer de los morfemas específicos de número y persona, no tienen el sujeto gramatical que está implícito en el resto de las formas verbales y, por consiguiente, no pueden establecer la concordancia con un sujeto léxico explícito en la oración.

Solamente en oraciones subordinadas que no realizan la función de complemento argumental de un verbo principal, puede aparecer el SN pospuesto al infinitivo y al gerundio que algunos lingüistas interpretan sin más como su sujeto, y otros lo denominan adyacente temático, al considerar que estas formas verbales no pueden tener sujeto por carecer de marcas que permiten la concordancia. Nos referimos a las estructuras como estas:

Al entrar Pedro en la sala, todos aplaudieron.

Antes de llegar vosotros, nadie había dicho nada importante.

Viniendo , todo estará controlado.

(Cuando tenga que enfrentarse con el análisis de estas estructuras, le aconsejamos que dé ambas soluciones).

Es más frecuente que un elemento de la oración compleja (su sujeto o un complemento argumental) informe sobre a “quién” o a “qué” se le atribuye el contenido expresado por la forma no personal; a ese elemento se le podría considerar como su sujeto semántico implícito:

Mi padre le ordenó a mi hermano regresar cuanto antes;

en esta oración, al CI del verbo principal (“a mi hermano”) es a quien contextualmente se le atribuye de forma implícita la acción de “regresar”, aunque ni desde el punto de vista gramatical ni léxico se puede decir que sea su sujeto.»

[Gómez Manzano, Pilar / Cuesta Martínez, Paloma / García-Page Sánchez, Mario / Estévez Rodríguez, Ángeles: Ejercicios de gramática y de expresión. Con nociones teóricas. Madrid: Editorial Centro de Estudios Ramón Areces, 2006, p. 237-238]

«Ciñéndonos al plano estrictamente sintáctico, una prueba llamativa a favor del estatuto oracional de los infinitivos es el hecho –ya anotado por Cuervo (1954: 55)– de que admiten complementos predicativos, “los cuales presuponen sujeto”:

Caminar descalzo es bueno para los pies.

A veces conviene pasar inadvertido.

La presencia de los adjetivos subrayados sólo puede justificarse si existe un SN al que referir la predicación que estos entrañan. Dadas las características de la oración principal, en donde se perfila un candidato susceptible de ejercer tal función, la única vía que queda abierta es justamente el sujeto tácito del infinitivo. Otra prueba de naturaleza similar viene dada por el hecho de que los infinitivos son perfectamente compatibles con pronombres reflexivos, cuya correcta interpretación exige la presencia de un antecedente en la misma oración

Pedro se lava.

Tal como anota Bosque (1989b: 107), la ausencia de un sujeto tácito para el infinitivo nos llevaría a afirmar, en

Es imprescindible lavarse todos los días

y ejemplos similares, que “se es un pronombre reflexivo sin antecedente, es decir, sin referente alguno del que pueda predicarse algo que revierte directamente sobre él. Pero parece difícil entender cómo puede existir un pronombre reflexivo que no refiera a nada sin dejar de ser pronombre ni elemento reflexivo”.

Por otra parte, excepción hecho de la conjunción que, los infinitivos pueden ir provistos de marcas explícitas de subordinación, como sucede en las interrogativas indirectas

Hay que averiguar cómo convencer al presidente,

Julia no sabe si llorar o reír,

o las relativas

La marquesa no tenía nada que hacer.

Buscan un lugar tranquilo en donde celebrar la ceremonia.

Negar entidad oracional a los infinitivos supondría en tales casos postular de forma ad hoc para estos una estructura en la que las marcas de subordinación se agregaran directamente a los sintagmas verbales, lo que resultaría a todas luces inadecuado. [...]

Por último, el dato más concluyente que puede ser aducido para avalar el carácter oracional de las construcciones de infinitivo lo aportan los casos en que este coaparece con un sujeto explícito, normalmente en posición posverbal:

Después de nacer el bebé, la vida de Julia cambió.

De seguir las cosas así, nos arruinamos. [...]

Una posible vía para resolver la cuestión consiste en suponer que la identificación de un sujeto nominativo no depende únicamente de los rasgos de número y persona, sino también de los de tiempo. Una buena prueba de que la habilitación de un sujeto nominativo no siempre se halla mediatizada por la concordancia en número y persona viene suministrada por las frases nominales puras de carácter genérico como

Perro ladrador, poco mordedor,

perfectamente gramaticales a pesar de la ausencia de un verbo flexionado. [...]

El corolario que se sigue a todo ello es que la tensión entre la naturaleza verbal del infinitivo, que favorece la relación predicativa con un sujeto, y su incapacidad morfológica para identificarlo formalmente se resuelve a favor de aquella. El contrapunto sintáctico de semejante situación es la posición posverbal del sujeto del infinitivo, denominador común a los tres tipos de construcciones reseñadas [subordinadas adverbiales, enunciados independientes y completivas], y que puede considerarse un indicio significativo de la fractura que en ellas se aprecia entre las exigencias de índole interpretativa y las propiamente morfosintácticas.»

[Hernanz, M. Lluïsa: "El infinitivo". En: Bosque, Ignacio / Demonte, Violeta (eds.): Gramática descriptiva de la lengua española. Madrid: Real Academia Española / Espasa Calpe, 1999, § 36.1.3 y 36.2.6]

«Como consecuencia de los múltiples sentidos que –según Bosque (1989b: 99)– puede abarcar el término ‘sujeto’, la gramática tradicional no suele establecer una línea divisoria clara entre la posibilidad de llevar ‘sujeto’ –entendida como una característica inherentemente verbal que opone el infinitivo, en tanto que predicado, a los sustantivos– y la presencia material de dicho sujeto en forma de SN nominativo. Ello queda patente en las siguientes palabras de Bello: “El infinitivo imita al verbo de que se deriva. Las construcciones características del verbo y que sólo le son comunes con los derivados verbales, consisten en llevar un sujeto, complemento acusativo y afijos o enclíticos; p. ej.:

Informado el general de estar ya a poca distancia los enemigos, mandó reforzar las avanzadas;

enemigos es el sujeto de estar, como lo sería de estaban si se dijese de que los enemigos estaban a poca distancia” (cf. Bello 1847: § 422). Y lo mismo puede afirmarse del fragmento de R. Seco que se transcribe a continuación: “Cuando el sustantivo verbal es un infinitivo, el sujeto se presenta en caso genitivo si predomina en la palabra el carácter sustantivo:

el dulce lamentar de dos pastores;

si el predominante es el carácter verbal, el sujeto va en nominativo:

el venir ayer tu padre” (cf. R. Seco 1953: 144). [...]

La capacidad de construirse con un sujeto expreso en nominativo no se sigue mecánicamente del carácter verbal del infinitivo ni cabe tampoco situarla en el mismo nivel que la facultad que este posee de llevar complementos verbales. Así, mientras estos últimos pueden emerger sin limitaciones en una oración de infinitivo, la presencia de un sujeto expreso se halla sometida a notables restricciones, que afectan tanto a su ubicación en la oración –normalmente en posición posverbal (cf. *el uno andar descalzo, *el usted levantarse temprano)–, como a las características sintácticas de esta. Tales limitaciones constituyen de por sí un indicio relevante de la existencia de una clara asimetría, en el caso de las construcciones de infinitivo, entre la posibilidad de seleccionar un argumento como sujeto y la de identificarlo como nominativo.»

[Hernanz, M. Lluïsa: "El infinitivo". En: Bosque, Ignacio / Demonte, Violeta (eds.): Gramática descriptiva de la lengua española. Madrid: Real Academia Española / Espasa Calpe, 1999, § 36.2.6 n. 79]

«Oración (S x P) / Frase

El mantenimiento de la relación sujeto-predicado como criterio definitorio de la oración (o de la proposición o de la cláusula, según los autores) es un tributo secular que los gramáticos venimos pagando a la Lógica. Poco a poco la Gramática se ha ido desprendiendo de escorias logicistas, pero en el concepto de oración se han mantenido hasta hoy, de forma subrepticia e inconsciente, algunas características no justificables ni deseables. [...]

Existían y existen oraciones que no sólo no llevan sujeto, sino que –y esto es lo más importante– no pueden llevarlo. Para tales casos se crea un conjunto especial de oraciones (las impersonales) que constituyen en sí una contradicción interna con el concepto de oración de que se parte: por un lado, se exige a la oración la presencia de sujeto y de predicado y, por otro, se habla de oraciones que no pueden tener sujeto. Si se concluye que las impersonales son oraciones y que no llevan sujeto, esto implica necesariamente una revisión del concepto mismo de oración. [...]

Existen, por último, teorías que se apartan de la concepción binarista de la oración. Se sostiene que hay un elemento nodular: el verbo finito o conjugado. [...] L. Tesnière pensaba que el esfuerzo de mantener en un mismo nivel sujeto y predicado se debía a la secular influencia de la Lógica sobre la Gramática: “En ninguna lengua, ningún hecho propiamente lingüístico invita a oponer el sujeto al predicado”. El sujeto estaría subordinado al verbo como el complemento directo o el complemento indirecto. [...]

La unidad oración, definida como la unión interdependiente de sujeto y de predicado, es innecesaria en la descripción lingüística. ¿Se puede seguir hablando de oraciones? Se puede, siempre y cuando se tenga conciencia de que este término es equivalente o variante contextual de frase verbal. Son una misma cosa y de ambas se pueden decir las mismas cosas. [...]

Esta solución, en la que la categoría oración deja de ser distinta a la de verbo o frase verbal, otorgaría mayor simplicidad al tratamiento de algunos adyacentes del infinitivo y del gerundio. En secuencias

Al salir el sol,

Saliendo el sol,

se dice que el sintagma el sol no puede ser sujeto porque no concuerda con el verbo. Este hecho es fácilmente explicable: no se da concordancia porque hay un hecho formal que lo impide (infinitivo y gerundio son invariables a la marca de número y de persona). [...] Los llamados adyacentes temáticos pueden ser sustituidos por un referente tónico del paradigma de los pronombres sujeto /yo, tú, él-ella-ello, nosotros-as, vosotros-as, ellos-as/. Si esto es así hemos de concluir que lo que realmente pesaba para no considerarlos sujeto era esta argumentación:

a)    El sujeto es uno de los constituyentes esenciales de la oración.

b)    Si decimos que sintagmas como el sol son sujeto, se habría de concluir que la secuencia Al salir el sol es una oración, pues si se da sujeto también existiría predicado.

Desde nuestra perspectiva, hablar de sujeto no implica necesariamente afirmar la existencia de oración, ya que el sujeto es un elemento subordinado al verbo como lo son el implemento, el complemento, etc. Y si el infinitivo y el gerundio pueden llevar implemento, complemento, etc. no vemos obstáculo alguno para que no puedan tener un elemento subordinado llamado sujeto.

En consecuencia, no necesitamos dos designaciones para denotar a una misma relación sintáctica: el adyacente temático no es otra cosa que un sujeto

[Gutiérrez Ordóñez, Salvador: La oración y sus funciones. Madrid: Arco Libros, 1997, p. 56 sigs.]