Sinalefa - vocales concurrentes

© Justo Fernández López www.hispanoteca.eu

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Deseo consultarle sobre el término "sinalefa". Mi duda es la siguiente: ¿La sinalefa ocurre sólo cuando las vocales concurrentes son átonas? ¿O siempre y en todo caso ocurre, aunque una sea átona y la otra tónica?

La sinalefa se puede producir en gran variedad de combinaciones vocálicas. La posibilidad de producirse sinalefa depende solamente de la abertura de las vocales y no de que las vocales implicadas sean átonas o no.

«El grupo silábico, denominado sinalefa, que resulta del encuentro de varias vocales, puede ser inacentuado o acentuado, según la naturaleza acentual originaria de las vocales que entran en su composición. Si hay vocales acentuadas, pueden producirse desplazamientos del acento. Para el efecto acústico, la sinalefa acentuada tiene un solo acento de intensidad, aunque sean más de una las vocales originariamente acentuadas.»

[RAE: Esbozo de una nueva gramática de la lengua española. Madrid: Espasa-Calpe, 1973, § 1.6.4]

«Concurrencia de dos vocales homólogas:

Como un hecho dirivado de lo que acabamos de exponer se nos aparece en castellano la consideración del encuentro de fonemas homólogos; esto es, ver qué ocurre cuando al final de una palabra aparece un fonema determinado y al principio de la siguiente se repite el mismo fonema.

1.    Cuando dos vocales que se hallan en contacto son tónicas, la solución preferente es la de una vocal larga tónica: papá ha venido.

2.    Cuando las dos vocales que se hallan en contacto son átonas o inacentuadas, la preferencia es hacia el resultado de una vocal breve átona: a ninguna atiende; de fruta ajena, la capacha llena, la abundancia da arrogancia.

3.    Cuando concurren dos vocales homólogas átonas o inacentuadas, pero una de ellas pertenece a un vocablo átono (artículos, determinantes, preposiciones, conjunciones, etc.) el resultado es también una vocal breve inacentuada: para arriba y para abajo; pon el postre en la mesa.

4.    Cuando concurren dos vocales iguales de las que la primera es átona o inacentuada y la segunda tónica o acentuada, la solución preferente es una vocal larga inacentuada: en cada tierra su uso; está en lo hondo; donde entra el sol no hay microbios; muere cansado de ella.

5.    Cuando concurren dos vocales homólogas, la primera acentuada y la segunda inacentuada, la solución preferente es una vocal breve tónica: bien sé el pan que quieres; Juan está alegre

[Quilis, Antonio / Fernández, Joseph. A.: Curso de fonética y fonología españolas. Madrid: C.S.I.C., 141992, p. 146-147]

«La concurrencia de dos vocales o de dos consonantes homólogas puede dar origen a una prolongación cuantitativa del sonido resultante. Esta prolongación aparece cuando la dicción es lenta o enfática, pero en la conversación normal tiende a suprimirse, apareciendo el sonido resultante con la misma duración que si se encontrase en posición intervocálica. [...] Aunque en ciertas posiciones y en un nivel determinado, exista una diferencia cuantitativa, realmente, la cantidad no es pertinente en nuestra lengua, ya que la tendencia es hacia la anulación de ésta, aun en los contados casos en que se presenta, por no constituir realmente un rasgo fonológico de nuestro idioma.» [o. cit., p. 149-150]

«Sinalefa

Uno de los rasgos más acusados del español es la tendencia a la sinalefa, o sea la pronunciación en una sola sílaba de grupos de vocales que resultan del enlace de unas palabras con otras en la cadena hablata. El enlace de vocales homólogas es un ejemplo de sinalefa, pero ocurre además también con vocales diferentes. La posibilidad de producirse sinalefa depende de la abertura de las vocales; sólo las combinaciones siguientes son susceptibles de pronunciarse en una sola sílaba:

1.    progresión de abertura más cerrada o más abierta; por ejemplo [ea]: me alegro.

2.    progresión de abertura más abierta a más cerrada; por ejemplo [ae]: la escuela.

3.    la presencia de la abertura más grande en el centro del grupo, formando así el núcleo silábico; por ejemplo, [oae]: vengo a empezar.

4.    Cuando se juntan dos vocales de igual abertura, hay también sinalefa: poco efecto, pero cuando se encuentra en el centro del grupo una vocal más cerrada que las otras se hace imposible la sinalefa, y ante la vocal más cerrada se marca el límite silábico.

Son éstas, esquemáticamente, las condiciones que rigen la presencia o no de la sinalefa, la cual puede ocurrir en una gran variedad de combinaciones con o sin acento, existiendo la posibilidad de hasta cinco vocales pronunciadas en una sílaba. No obstante, merece la pena que los estudiantes extranjeros intenten imitar las sinalefas que oigan, siendo la sinalefa un rasgo importante del español normal y corriente.

Ejemplos:

Mi cuñado se llama Enrique.

Arco en el cielo, agua en el suelo.

¿Cómo vino a enterarse?

Vivo en Málaga.»

[o. cit., § 13.6]

La sinalefa es la fusión de la vocal o vocales finales de una palabra con la vocal o vocales iniciales de la palabra siguiente, de modo que se integren, a efectos fonéticos y métricos, en una sílaba: Muerta la lengua a Euridice respira (Jáuregui). Puede haber fusión de una sola sílaba de la vocal final de una palabra y la inicial de la siguiente; puede ser la misma vocal: ‘larina’ (por la harina); vocales que forman normalmente diptongo: ‘t(uo)jo’; o vocales de las que no lo forman ordinariamente: ‘l(ao)rden’.

«El encuentro de vocales que resulta del contacto de las palabras en la frase da también lugar a casos de hiato o contracción análogos a los indicados arriba para hiato y sinéresis. Al grupo de vocales formado por el enlace de las palabras y pronunciado en una sola sílaba se le da el nombre de sinalefa. Dentro de la palabra nunca se juntan más de tres vocales en una sílaba. Del enlace de unas palabras con otras resultan frecuentemente grupos vocálicos hasta de cinco o seis elementos.

Las principales modificaciones que las vocales experimentan al contraerse en sinalefa son las mismas que se han indicado con relación a la sinéresis. La i y la u se reducen a semiconsonantes o semivocales, según se hallen respectivamente al principio o al fin del grupo vocálico. La e y la o se abrevian y relajan, inclinándose al tipo cerrado o al abierto, según la influencia de los sonidos vecinos y según también su posición en el grupo. La vocal menos variable es la a, sin que esto signifique que no se deje asimismo influir hasta cierto punto por las otras, y en especial por las velares o, u.

La reunión de las vocales en sinalefa ofrece multitud de combinaciones distintas

aa escalera arriba

ae amada esposa

ai oferta injusta

ao palabra osada

au casa humilde

ee puede escribir

ei nombre ilustre

eo tiene orgullo

eu gente humilde

ia casi apagado

ie mi esperanza

ii casi imposible

io mi obligación

iu ni una vez

uu espíritu humano

uo por su honor

aaa llega a adorar

aae iba a encender

aao estaba ahogada

eaa aprende a hablar

eao presume ahondar

iau justicia humana

oaa vuelvo a atarlo

oao dispuesto a obedecer

uau fatua humildad

uou monstruo humano

iaau regia autoridad

ioae corrió a esperarlo

ioau palacio augusto

uoau inicuo augurio

ioaeu envidio a Eusebio

Las vocales representan aproximadamente el 50% del material fónico del idioma español. Las consonantes, aunque forman una serie más numerosa que la de las vocales, no entran en mayor proporción que éstas en la composición de las palabras. La vocal más frecuente es la a. Las variantes abiertas e, o, en la pronunciación española normal, son menos frecuentes que las cerradas e, o. En el habla regional de algunas provincias del Sur, las variantes cerradas son, por el contrario, menos frecuentes que las abiertas.

No existen en la pronunciación española vocales anteriores labializadas o mixtas, como la ü y la ö del francés y del alemán; ni relajadas, como en portugués; ni largas y breves, como en alemán. Se puede decir con Storm que la brevedad, claridad y la precisión son los rasgos característicos de las vocales españolas. Menéndez Pidal ha indicado oportunamente que la gran uniformidad fonética del español, “mayor, por ejemplo, que la de las otras dos grandes lenguas europeas extendidas por América, se debe en gran parte a la sencillez, claridad y formeza de nuestro sistema vocálico”.»

[Navarro Tomás, T.: Manual de pronunciación española. Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 141968, § 69]