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RHETORIK nach Perelman

Nueva Retórica de Perelman

(comp.) Justo Fernández López

Diccionario de lingüística español y alemán

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Vgl.:

Neue Rhetorik / Rhetorik

 

Die Rehabilitierung der Rhetorik vollzieht sich auf verschiedenen Gebieten. Das inzwischen klassische Werk von Ch. Perelman Traité de l’argumentation mit dem Untertitel La nouvelle rhétorique behandelt die unterschiedlichen Formen des Argumentierens. Rhetorik wird hier als eine Theorie der Argumentation verstanden. Diese Argumentationslehre ist eng verbunden mit Logik und Wissenschaftskritik.

Chaïm Perelman

Perelman nace 1912 en Varsovia y se trasladó, muy joven aún, a Bélgica, estudiando en la Universidad de Bruselas y siendo nombrado luego profesor de la misma Universidad. Perelman ha trabajado en el campo de la lógica, especialmente en los problemas suscitados por las paradojas lógicas; en el análisis de conceptos fundamentales morales y políticos, sobre todo en el concepto de justicia, y en la cuestión de la naturaleza de los supuestos del pensamiento filosófico. Pero la contribución más fundamental e influyente de Perelman ha sido el estudio de la argumentación filosófica y la revalorización de la retórica como “teoría de la argumentación”.

Con sus estudios sobre la argumentación filosófica Perelman se propone “romper con una concepción de la razón y del razonamiento procedente de Descartes” para poner de relieve el amplio cuadro dentro del cual se insertan los múltiples y variados “medios discursivos”. Perelman no rechaza el que ha sido llamado “razonamiento more geometrico”; indica solamente que este razonamiento es uno entre otros posibles modelos de argumentación. Los estudios de Perelman sobre la argumentación filosófica están fundados, por lo demás, en una idea “antiabsolutista” de la filosofía. Perelman ha manifestado que se opone a los “absolutismos de toda clase” y que no cree en “revelaciones definitivas e inmutables”. En otros términos, se trata aquí también de propugnar una “filosofía abierta” o una “filosofía regresiva” contra toda “filosofía primera” pretendidamente absoluta.

Obras de Perelman

Rhétorique et philosophie. Pour une théorie de l’argumentation en philosophie, 1952 [en colaboración con L. Olbrechts-Tyteca].

Traité de l’argumentation. La nouvelle rhétorique, 2 vols., 1958 [en colaboración con L. Olbrechts-Tyteca] (trad. esp. de la “Introducción” en Retórica y lógica, 1959 [Suplementos del Seminario de Problemas Científicos y Filosóficos. Universidad Nacional de México, N° 20, Segunda Serie].”

[Ferrater Mora, J.: Diccionario de Filosofía. Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1969, vol. 2, p. 395]

“En el siglo XX  se ha manifestado en algunos pensadores un renovado interés por la retórica. Por un lado, algunos historiadores de la filosofía han incluido a la retórica en sus estudios del pensamiento antiguo. Por otro lado, varios filósofos han planteado de nuevo el problema de la finalidad y contenido de la retórica. Entre ellos figuran I. A. Richards, Ch. Perelman y L. Olbrechts-Tyteca. I. A. Richards manifiesta en su libro The Philosophy of Rhetorik (1936) – en el cual discute los propósitos del discurso, lo que llama la «interanimación de los vocablos» y, sobre todo, la metáfora – que conviene hacer revivir el antiguo tema de la retórica, pero que ésta no debe ser ya entendida en el sentido tradicional, sino como un «estudio de la mala interpretación [mala inteligencia] y sus remedios». Así, por ejemplo, hay que estudiar malas inteligencias tales como las que se producen en lo que el autor llama «la superstición del significado propio» (de un vocablo o de una expresión). A tal fin es menester llevar a cabo lo que los retóricos anteriores habían a veces incluido en sus propósitos, pero no habían ejecutado nunca: analizar el lenguaje y sus funciones. La retórica es, pues, verdaderamente, un estudio filosófico.

En cuanto a Ch. Perelman y L. Olbrechts-Tyteca, han expresado sus puntos de vista sobre la retórica en sus obras [ver arriba]. De acuerdo con estos autores, el objeto de la retórica es «el estudio de los medios de argumentación que no dependen de la lógica formal y que permiten obtener o aumentar la adhesión de otra persona a la tesis que se proponen para su asentimiento». No es, pues, justo según ellos, usar el término ‘retórica’ en el sentido despectivo que tiene en el lenguaje ordinario. Más bien hay que volver al uso de Aristóteles y de muchos autores antiguos. Esto parece tanto más plausible cuanto que ciertas disciplinas (como la ética, la política y buena parte de la «filosofía general») contienen solamente opiniones plausibles que deben ser «demostradas» mediante argumentos también meramente plausibles. Tales argumentos son los que tienen sus premisas «abiertas» y constantemente sometidas a revisión. Con esto se enlaza el mencionado concepto de retórica con la idea de Perelman sobre la diferencia entre filosofías primeras y filosofías regresivas, diferencia que constituye uno de los temas de la filosofía neodialéctica del grupo de Zúrich, partidario de la adopción de principios continuamente «revisables».”

[Ferrater Mora, J.: Diccionario de Filosofía. Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1969, vol. 2, p. 573]

Retórica

Retórica y filosofía se oponen, para Ch. Perelman, en cuanto representan dos ideales de vida (activa y contemplativa) contrapuestos. Este y otros problemas interactúan en el centro de la especulación griega remitiéndonos a una referencia ética que está en su base: la técnica pura de persuasión al servicio de cualquier contenido frente a la »búsqueda de la verdad«: la autoconciencia de la ambigüedad expresiva y de los límites y relativizaciones de »lo verdadero« frente a la fe del filósofo en la palabra única (unívoca) que conduce a la verdad única (la Verdad).

Desde el principio la retórica remite al concepto de »persuasión« y a una situación social específica (propiedad y democracia), de manera que parece posible el planteamiento de una neoretórica (desde una perspectiva no solamente especulativa) que afrontase los problemas empíricos derivados de la psicología, la sociología y la lingüística. Perelman rechaza este punto de vista y nos dice que no cree que »el método de laboratorio pueda determinar el valor de las argumentaciones utilizadas en las ciencias humanas, en derecho y filosofía, porque la metodología misma del psicólogo constituye ya un objeto de controversia y se aparta de nuestro estudio«. Nosotros creemos, sin embargo, que ni la retórica es reducible a tales discursos ni éstos se niegan por principio al análisis empírico.

Como técnica al servicio de cualquier contenido, la retórica (nacida de la democracia) desaparece cuando en manos de la Iglesia »es reducida esencialmente, en la Edad Media, al arte de presentar verdades y valores establecidos« (Ch. Perelman). El concepto de razón relega, posteriormente, a la persuasión a un plano de acientificismo y margina de la filosofía a los estudios retóricos. Son un conjunto de hechos los que contribuyen al progresivo descrédito de la retórica en el ámbito filosófico. Con el romanticismo y su idea de la »libertad artística«, la retórica como normativa literaria languidece rápidamente.

Perelman habla de una »nueva retórica« que completaría a la lógica (entendida restrictivamente como »teoría de la demostración«) con una »teoría de la argumentación«. [...]

Actualmente los estudios retóricos se conciben de forma muy variada. Habría una retórica estructuralista (equipo de Lieja: Dubois, etc.), una retórica que trata de fundamentarse en Chomsky (Thorne, Darbyshire, etc.), una retórica filosófica (Perelman revista de »Filosofía y Retórica« de la universidad de Pennsylvania, etc.), y otras versiones más o menos especializadas (estilo-estadística, teoría de la persuasión y de las actitudes, análisis de estilos cognoscitivos, retórica psicoanalítica, iconología, semántica, etc.). (Fermín Bouza)

[Quintanilla, Miguel A. (dir.): Diccionario de filosofía contemporánea. Salamanca: Ediciones Sígueme, 1976, p. 435 s.]

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